Los atentados islamistas de París, las atrocidades del Estado Islámico y la invasión musulmana de Europa están provocando una moderada y tímida reacción en una parte de la población europea, aún poco numerosa. Décadas de lavado de cerebro multicultural, anti-racista y pro-inmigración siguen afectando demasiado a la inmensa mayoría de los europeos, que continúan sin atreverse a mostrar abiertamente su oposición a este proceso que se acabará llevando por delante a toda Europa si no es frenado de inmediato.

Pero ha bastado esa tímida reacción para que los medios de comunicación izquierdistas hayan reaccionado de inmediato cargando contra los disidentes europeos y españoles, usando la neolengua habitual. Ya se sabe: racistas, fascistas, ultras, islamófobos…Realmente curioso es el fenómeno de ver a organizaciones y medios de comunicación izquierdistas defendiendo de manera compulsiva al islam. Recordemos, es la misma izquierda que ha estado décadas ridiculizando y mofándose de la Iglesia Católica, acusándola de oponerse al progreso social, de no respetar a mujeres y homosexuales, de querer intervenir en la política, de querer clases de religión en la escuela pública… El ataque se extiende al cristianismo en general, al que se le acusa de todo tipo de delitos y crímenes históricos (la Inquisición, las guerras de religión, el descubrimiento de América…)

Pero de repente llega a Europa una religión diez veces peor que la católica, una religión que representa todo lo contrario de lo que defiende la izquierda, una religión en cuyo nombre grupos de fanáticos asesinan, degüellan y decapitan sin freno a todo el que se le pone por delante. Y no lo hacen por una mala interpretación de la doctrina islámica, sino por una interpretación estricta y al pie de la letra de la misma. Pero en este caso, la reacción de la izquierda es de comprensión y defensa infinita de esa religión. Podemos suponer, si miles de cristianos estuvieran masacrando cualquier población en el mundo, cuál sería la reacción de la izquierda autóctona. Esa misma izquierda que se dedica a buscar con lupa cualquier defecto al cristianismo para luego poder atacarlo sin piedad. Pero en cambio, con el islam todo es comprensión y justificación. Si el Estado Islámico o Boko Haram realizan una masacre salvaje se minimiza. Si en Marruecos se expulsa a los que hacen proselitismo cristiano se oculta de manera sistemática. Hay que sacudir de continuo al Papa o al arzobispo de turno pero a los imanes de los mezquitas no se les toca y si Arabia Saudí promociona el integrismo islámico por todo el planeta es preferible callar y no decir nada. Hay que acusar al cristianismo del atraso de España al mismo tiempo que se idealiza Al-Andalus. Los mismos que incluso llegan a profanar y atacar iglesias defienden la construcción de mezquitas. Tan rebeldes y tan transgresores que son a la hora de atacar a la Iglesia, con el islam se transforman en mansos corderitos. Al menos los degenerados de Charlie Hebdo se atrevían a ridiculizar al islam tanto como al cristianismo, pero el resto de izquierdistas callan y no han dudado en ponerse de lado de los musulmanes frente a los «islamófobos». Cuando los izquierdistas atacan y ridiculizan al cristianismo es «libertad de expresión», cuando DN se opone a la islamización es racismo, xenofobia, «discurso de odio» y debe prohibirse de inmediato.

pablo

El actual mesías de la izquierda, Pablo Iglesias, con sus amigos separatistas. Todos anti-españoles. Todos pro-islámicos.


Lo mismo hacen con el separatismo en España. En teoría, el discurso de la izquierda es internacionalista, de rechazo a cualquier diferencia étnica o establecimiento de fronteras. Lo demuestran cada vez que DN denuncia a la inmigración masiva, no como la causante de la crisis, pero sí como un fenómeno social altamente negativo para el país que la sufre. Cada vez que DN hace esta denuncia, automáticamente la izquierda y la ultra-izquierda se escandalizan de que «le echemos la culpa de la crisis a los inmigrantes», acusándonos de hacer un «inaceptable discurso racista y xenófobo». Pero de repente salen los separatistas y se auto-proclaman «patriotas» (ya sea catalanes, gallegos, andaluces o de donde sea) y la reacción de la izquierda es de apoyo a ese discurso. Si se trata de destruir a España a través de la inmigración entonces «las patrias y las fronteras no existen» y «el mundo es de todos» porque «todos somos iguales». Pero cuando se trata de destruir España a través del separatismo entonces «las patrias sí existen». Salen los independentistas catalanes y declaran que los culpables de la crisis en Cataluña son los vagos y subvencionados españoles que les roban 16.000 millones de euros al año. Además,solicitan un trato distinto respecto al resto de España «porque somos diferentes» ¿y cuál es la reacción de la izquierda? darles la razón y declarar muy serios que efectivamente «hay que reconocer el hecho diferencial catalán». Ya no «somos todos iguales». Y culpar a los «vagos ladrones españoles» de la crisis en Cataluña no es ni xenofobia ni racismo ¿el racismo es malo y un crimen contra la humanidad si es anti-musulmán pero es bueno si es anti-español?¿por qué la misma izquierda que acusa a DN de «racista» luego va de la mano de todo tipo de partidos separatistas y racistas anti-españoles? porque les une lo que odian: España. 

Algunos creen que la actitud pro-islámica de los izquierdistas se debe al miedo a las represalias. Es posible, pero hay algo peor aún. En España, la izquierda política, mediática y cultural es un instrumento de auto-odio. Odian a España, a Europa y al cristianismo. Por eso defienden al islam. No lo hacen por miedo o por cobardía. Es peor. Lo hacen porque odian lo mismo que ellos. El hecho de que los islamistas les cortarán el cuello a los izquierdistas cuando llegue el momento parece que a éstos no les importa lo más mínimo. Lo suyo es auto-odio totalmente irracional. Es destruir los cimientos de tu propia casa sin ni siquiera saber por qué lo haces. El País, Público, La Sexta, La Cuatro, Tele5, PSOE, IU, Podemos, las productoras de cine y televisión, todos los programas y series de televisión de pseudo-humor progre-izquierdista, los grupos de presión como el Movimiento Contra la Intolerancia o SOS Racismo…todas ellas son una quinta columna que nos destruye desde dentro. Son como un virus que mata a un organismo desde el interior. Ellos y sus ideas son los auténticos destructores de Occidente, mucho más que los terroristas islámicos. Hasta que no nos libremos de ellos no podremos solucionar esta situación y la invasión tercermundista-musulmana continuará.

Es cierto que la derecha neoliberal-capitalista también es responsable de lo que pasa. Como defensora de los intereses de las élites empresariales y financieras, también defendieron esta invasión que sufrimos. Se suele acusar a los izquierdistas de ser sus tontos útiles, al defender una inmigración que baja salarios y precariza empleo, pero más bien parecen listos a sueldo perfectamente conscientes de lo que hacen.

Nota final: incluso el diario americano izquierdista-sionista Washington Post ha atacado a varios movimientos nacionalistas europeos (incluida DN) por su rechazo a la islamización de Europa. No deja de tener su gracia viniendo el ataque de un diario que apoyó las invasiones de Iraq, Libia o Siria, que han matado a cientos de miles de personas (musulmanes en su mayoría, aunque también muchos cristianos árabes). Pero parece ser que eso no es «islamofobia». Si matar musulmanes en masa beneficia a USA o a Israel está muy bien y hay que defenderlo. Si frenar la islamización de nuestros países beneficia a España y a Europa es «islamofobia» y hay que atacarlo.