Mientras el resto de pueblos del mundo (asiáticos, africanos, sudamericanos, musulmanes…) siguen aumentando su número de forma exponencial, los pueblos europeos, y en especial el pueblo español, se están extinguiendo. En España, desde que se implantó el actual Régimen-78, la población se encamina hacia su desaparición física debido a la baja natalidad.

Es, quizá, el mayor “éxito” de este criminal Régimen. “La mejor etapa de nuestra historia”, según los políticos y periodistas que viven de él. Ya hemos hablado muchas veces de cómo el Régimen-78 ha subido la deuda externa y los impuestos hasta el infinito, de cómo nos arruinó destruyendo nuestra economía productiva e implantando una economía especulativa, de cómo destruyó nuestra agricultura, ganadería, pesca, nuestra industria pesada, de cómo destruyó nuestra soberanía energética parando la construcción de cuatro centrales nucleares, de cómo entregó nuestra soberanía monetaria, de cómo ha destruido las Cajas de Ahorro, de cómo destruyó nuestro ejército y nuestro sistema educativo…todo siguiendo órdenes de la UE, de Estados Unidos y de los globalistas, que no podían tolerar que los logros conseguidos en los treinta y seis años del Régimen Nacional anterior continuaran.

Pero poco se habla del que quizá fue el mayor logro de ese Régimen Nacional. El espectacular aumento de la población española, que pasó de 25 millones a casi 40 en apenas treinta años. Ese espectacular aumento demográfico, junto al salto adelante económico, militar e industrial que había experimentado España, le convertían en una amenaza a medio plazo ¿qué pasaría si continuaba la tendencia? España podría convertirse en una potencia de más de 50 millones de habitantes, todos autóctonos. Un país unido, fuerte, joven y homogéneo. Imposible de controlar.

Pero a partir de 1976 la natalidad empieza a caer en picado. Los motivos han sido muchos: la incorporación de la mujer al mercado laboral sin que el Estado y las empresas tomen ninguna medida de conciliación laboral y familiar efectiva. El acceso a la vivienda cada vez más difícil, la precariedad laboral y los bajos salarios, el retraso en la incorporación al mercado laboral y, por lo tanto, el retraso de la maternidad…

Pero por encima de todo, el principal motivo es la ingeniería social impuesta a la población española desde hace décadas. Una ingeniería social que ha implantado en la sociedad española todo tipo de ideologías anti-familia, anti-natalidad y anti-maternidad, como el marxismo cultural y el neoliberalismo económico. Además, a través de un bombardeo continuo de propaganda de auto-odio, se ha desterrado de la población todo sentimiento nacional, étnico o religioso, que son tachados de racistas, intolerantes, discriminatorios, etc. Por muchas leyes de apoyo a la familia que se hagan, si la educación, la cultura y los medios de comunicación están en manos de grupos de poder anti-natalidad esas leyes no servirán de nada.

piramide

Con la natalidad de 1976 hoy España tendría quince millones de habitantes más. Sobrarían todos los inmigrantes.

La relación entre natalidad e inmigración.

Pero a pesar de este gigantesco problema al que nos enfrentamos, que se veía venir hace ya muchos años (1) nuestras élites lo han ignorado y siguen sin tomar ni una sola medida para parar el proceso, incluso da la sensación de que lo estimulan ¿por qué lo hacen? Porque tienen un as en la manga: la inmigración. La terrorífica realidad detrás de esta desastrosa inmigración masiva que sufrimos no es que traiga integrismo islámico, bandas latinas y mafias de todo tipo, no es la compertencia desleal de los chinos, no es la precarización del empleo ni la bajada de salarios que provoca…la causa última de la inmigración es la sustitución étnica de la población española por población importada de fuera. Ese es el plan oculto genocida que nuestras élites se reservan para el pueblo español, en especial para las clases medias y trabajadoras, que son la columna vertebral de una nación. Teniendo en cuenta que sólo pueden permitirse tener hijos los ricos y los inmigrantes, el plan es ese: una élite autóctona de políticos, empresarios y financieros viviendo en barrios privados, con sanidad privada y educación privada para sus hijos, y el resto de la población formada por esclavos multiculturales sin ningún nexo de unión entre ellos, mientras los españoles se van extinguiendo poco a poco. Es un plan perfecto para las élites. Se ahorran las ayudas a la familia, se ahorran los engorrosos permisos de maternidad, aprovechan la inmigración para bajar salarios y realizar reformas laborales anti-sociales, se ahorran soportar las monsergas de los grupos de presión feministas y anti-racistas(financiados y promovidos por el capitalismo internacional) que se les echarían al cuello si intentarar fomentar la natalidad española y, en definitiva, consiguen una población balcanizada incapaz de organizarse para hacerles frente

En demografía, como en tantas otras cosas, seguimos viviendo de las rentas del anterior Régimen Nacional. De haberse mantenido la natalidad del año 1976 hoy España tendría ¡¡quince millones de habitantes jóvenes más!! No hace falta decir que, en esas circunstancias, no haría falta ni un inmigrante en toda España.

Los españoles tenemos que abrir los ojos y ver la que se nos viene encima. Tenemos a catorce kilómetros un continente empobrecido en plena explosión demográfica y con un islamismo cada vez más integrista. Tarde o temprano esa población va a llamar a nuestras puertas. Y no lo hará de forma pacífica. Los asaltos a Ceuta y Melilla son un aviso. Nuestros políticos nos han vendido. Han inundado nuestro pais de extranjeros sin consultárselo a nadie y luego les dan todo tipo de facilidades para que se multipliquen, mientras que para los españoles todo son obstáculos.

La única solución es derrocar al actual Régimen-78. No sabemos si han sido «los mejores 35 años de nuestra historia» pero sí que sabemos que si dura más años los españoles seremos borrados del mapa en unas pocas generaciones. Un Régimen que ha creado de manera deliberada todas las condiciones para que llegáramos a la actual situación, un Régimen cuyas élites ya han decidido que la población española es prescindible y puede ser sustituida por extranjeros. Un Régimen que ha destruido los valores del pueblo español. Un Régimen, en definitiva, de exterminio contra sus propios ciudadanos. O acabamos con el Régimen o el Régimen acabará con nosotros. No hay otra.

(1) http://elpais.com/diario/1984/08/07/sociedad/460677604_850215.html