Elecciones legislativas en Francia. Ya llueve sobre mojado. «La Resistance» ya se ha posicionado para salvaguardar al jacobinismo, liberal e inorgánico del Sistema francés.
Desde los Campos Elíseos hasta el corazón de París, las formaciones presuntamente «revolucionarias» han ejercido la función de salvavidas para evitar la irrupción de Marine Le Pen.
Ahora bien, Melenchon se ha aliado con los liberales, como era de esperar, cuando parte de una retórica revolucionaria postiza.
Marine Le Pen tiene de fascista lo que un humilde servidor tiene de virgen. En el viraje a babor, Melenchon, y el conjunto de fuerzas «progresistas» tienen de revolucionario la teoría, ya que han vuelto a poner un parche paliativo al sistema.
Las formaciones de izquierdas en Europa tienen por costumbre ser el salvavidas del sistema, infestando Europa de inmigración afro-musulmana y multicultural que derivan en ghettos en los barrios parisinos.
De ahí que «la ultraderecha» suba en la primera vuelta, y en la segunda el suflé decrezca como si vinieran a orillas del Cáucaso los temibles tártaros.
Marine Le Pen ha ido cediendo con el tiempo al dictamen de Israel, la OTAN y de la Unión Europea, al igual que el resto de la derecha alternativa. De hecho, expulsó al padre de la formación que él mismo fundó en el año 1972 como Frente Nacional, ahora rebautizado como Reagrupación Nacional.
Jean Marie Le Pen junto a Nick Griffin, Udo Voight y Roberto Fiore, de la APF
Al igual que Lucano, el sobrino de Seneca que vendió a su madre, y Tigelino le aplicó un correctivo severo. Pues la vástago de Jean Marie Le Pen ha obrado de la misma manera que Lucano. Mientras que su sobrina, Marion Marechal Le Pen, al igual que Marco Polo, ha iniciado su particular ruta de la seda. «Ha navegado desde el Sena al Bidasoa» hasta desembocar en la Reconquista de Zemmour, abiertamente sionista, y prácticamente judeocristiano.
Jean Marie Le Pen actualmente se halla en la asociación cultural denominada Comités Jeanne, bajo el paraguas de la guerra de los cien años en la que figuró la campesina Juana de Arco. Pues una vez repartidos los roles principales en el sainete de truhanes de Molière, he aquí las fuerzas progresistas en su máximo esplendor. Se erigen como Hestia, y se convierten en Briseida.
El sistema jacobino inorgánico y liberal está de enhorabuena. Mientras la libertad, igualdad, y fraternidad no se contemplan en «La françe insoumise» ya que bajo su símbolo no florece ninguna de ellas.
Marine no es Jean Marie, pero tampoco Melenchon ha demostrado ser Sankara, sino un epígono de Macron al que le agrada el sistema ya que muy «revolucionariamente» ha arrojado un salvavidas para preservar su existencia y alargar la agonía del pueblo francés con los brillos y contrastes de un arquetipo multicultural de los tugurios franceses que ven a Le Pen (hija) como Agustina de Aragón.
Mon dieu!
Nico Muñoz
La extrema izquierda se ha aliado con los liberal-capitalistas de Macron
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