El islam lleva años con alfombra roja en Occidente pero especialmente en Europa. El aumento incontrolado de inmigración desde el inicio del tercer milenio ha servido para que millones de musulmanes de primera, segunda y tercera generación tengan una presencia constante en la vida pública de un continente cristiano pero que ha dado la vuelta a sus valores.

A aquellos que osan levantar la voz contra estas políticas o contra lo establecido por el sistema, señalando los problemas que existen -y muchos, aunque se oculten deliberadamente por los medios generalistas-, son tachados de ‘ultras’, ‘radicales’, ‘xenófobos’,’islamófobos’ o ‘racistas’.

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