En las últimas horas se han producido estampidas y caos en dos de las procesiones de Semana Santa más simbólicas de España: la procesión de Nuestro Padre Jesús Cautivo de Málaga y la famosa Madrugá de Sevilla, en la que ha habido 30 heridos, uno de gravedad.

Según la prensa, en Málaga el detonante fue «una pelea entre jóvenes». Testigos presenciales aseguraron haber oído rumores de disparos e incluso de fogonazos provocados por armas de fuego. Según se ha publicado en prensa, de manera sorprendente, «la policía no ha detenido a nadie» ni tampoco existe una visión concreta de cómo se originó la pelea.

En Sevilla, varias estampidas provocadas por el lanzamiento de petardos sembraron el pánico entre los asistentes. Según se ha publicado en prensa «las estampidas fueron coordinadas y repartidas a una misma hora en varios puntos del centro de la ciudad«. Gracias a la colaboración ciudadana, la Policía Local pudo detener a varias de las personas que estaban armando revuelo. Más tarde se comunicaba la detención de al menos ocho personas, de las cuales tres eran delincuentes comunes con antecedentes. A pesar de las detenciones, algunos de los asistentes manifestaban su miedo y declaraban:»se están cargando la madrugá».

Nota de DN: «Se están cargando la madrugá» efectivamente, ¿puede ser ese el auténtico objetivo de los saboteadores? recordemos que esto está ocurriendo en un conflicto más amplio que existe en la actualidad y cuyo objetivo es eliminar por completo nuestra identidad cristiano-católica. Hace unos días la prensa publicaba el ataque con bengalas de un grupo de okupas ultraizquierdistas contra la catedral de Bilbao. Todo ocurrido mientras los ultraizquierdistas se manifestaban por la ciudad con su habitual impunidad, realizando todo tipo de pintadas en fachadas y metiendo bengalas en contenedores públicos provocando un incendio que tuvo que ser apagado por los bomberos. A pesar de la gravedad del asunto, la policía autonómica vasca se limitó a identificar a algunos de los atacantes. No hubo detenidos. Nos recuerda al ataque que sufrió la sede de DN en Castellón el pasado 19 de noviembre. De nuevo, manifestación ilegal de la ultraizquierda, que con toda impunidad ensucia mobiliario público con pintadas y ataca la sede de un partido político legal. De nuevo, ni identificados ni detenidos ni aparición alguna en la prensa denunciando los hechos. La Policía, el subdelegado del Gobierno y la prensa local se ponen de acuerdo para encubrir a los delincuentes de ultraizquierda.

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¿Ha ocurrido lo mismo en Málaga y Sevilla? todo indica que sí ¿quién se cree que unos simples «delincuentes comunes» se dedican a reventar las procesiones de Semana Santa sin motivo? claramente, estamos ante más actuaciones y sabotajes de la ultraizquierda contra las creencias y los símbolos religiosos de la mayoría de los españoles, con el objetivo de asustar a la gente para que deje de acudir a estas procesiones.

Y si es preocupante que la ultraizquierda actúe así, más lo es, de nuevo, la protección y el encubrimiento por parte de la prensa y de la policía. En Málaga, como en Bilbao y Castellón, directamente no hay detenidos. En Sevilla detienen a ocho, suponemos que de mala gana y ante las denuncias claras de los testigos. Aún así, si han detenido a ocho suponemos que había bastantes más participando en el sabotaje ¿dónde están?¿y la prensa?¿a qué viene calificarlos de «delincuentes comunes» quitándole importancia al asunto?¿por qué, a pesar de que las estampidas fueron coordinadas a la misma hora, la prensa y el subdelegado del gobierno insisten en que todo ha sido «gamberrismo no organizado»? Por supuesto, las Fiscalías del Odio de Bilbao, Sevilla, Málaga y Castellón, ni están ni se les espera.

Parece que estamos de nuevo ante otro episodio en el que el poder masónico lanza a sus perros callejeros (anarquistas en el pasado, antifascistas de ultraizquierda hoy) para que les haga el trabajo sucio anticristiano en las calles. Como agradecimiento, ese mismo poder masónico mira hacia otro lado mientras sus chicos actúan, les exculpan en su prensa y, en el caso de ser detenidos, llevan a cabo todas las gestiones necesarias para que salgan de la cárcel de inmediato. Todo al mismo tiempo que promueven la islamización de España y de Europa.

Salvando las distancias, nos recuerda a las matanzas de frailes de 1834 en Madrid (alentadas por las autoridades masónicas de la época), el intento de asesinato de Alfonso XIII por el anarquista Mateo Morral en 1906 (promovido por el masón Ferrer Guardia que se pudo librar del castigo y escapar de España gracias a la ayuda de sus hermanos masones) o los incendios de iglesias y de edificios religiosos en mayo de 1931, que tenían lugar mientras el primer gobierno masónico de la república estaba reunido y de forma deliberada dejaba actuar a los delincuentes.

Desde aquí avisamos a los andaluces y al resto de los españoles que este tipo de ataques van a ir a más y que dichos ataques no sólo van a ser a través de las leyes y publicaciones anticristianas del parlamento y de la prensa, sino que llegarán a ser ataques reales, físicos, si la población no empieza a reaccionar ante esta deriva anticristiana que estamos sufriendo.

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