Comienza una nueva campaña de recolección de cítricos en los campos valencianos y la situación vuelve a ser muy parecida a la de los años anteriores. Todo indica que, de nuevo, las Empresas de Trabajo Temporal van a tener el mismo papel que han desempeñado las últimas temporadas: seguir siendo la vía para contratar trabajadores a bajo sueldo, sobre todo inmigrantes.

Lleva ocurriendo varios años sin que nadie ponga remedio. Los almacenes privados contratan a una parte de los collidors (recolectores) mientras que la otra se deriva a ETTs que contratan de una forma diferente: con contratos eventuales, en peores condiciones laborales y con sueldos más bajos. En esta segunda categoría se emplean a muchos trabajadores extranjeros aunque, de rebote, también acaba afectando a los trabajadores españoles, muchos de los cuales ni siquiera son contratados ya que las ETTs (en algunos casos controladas por extranjeros) los rechazan en beneficio de trabajadores inmigrantes, más fáciles de controlar y en condiciones más precarias. Estas empresas llegan a colocar carteles diciendo:»no queremos trabajadores españoles».

La alta tasa de desempleo, la alta presencia de inmigrantes y la nula voluntad de la Administración por solucionar el problema hace que se repita la situación un año tras otro. El nuevo gobierno valenciano anuncia medidas. Al mismo tiempo que quiere meter a todos los refugiados del planeta en la Comunidad Valenciana, cuya consecuencia sería el aumento de la precariedad laboral en la región. Esa precariedad que dicen querer combatir. Por su parte, los sindicatos denuncian los abusos, aunque no con demasiados ánimos, para no ser llamados «xenófobos» mientras olvidan su responsabilidad en el problema, ya que fueron ellos durante años los impulsores de la política de puertas abiertas y papeles para todos los inmigrantes que lo pidieran, saturando así el mercado laboral.

Otro año más, desde Democracia Nacional pedimos preferencia nacional a la hora de contratar trabajadores en el campo, condiciones justas de trabajo y que los políticos cambien de estrategia, ya que la solución a los problemas del campo valenciano y español no puede ser únicamente hundir los salarios, a través de la inmigración, para rebajar los costes laborales. Eso es pan para hoy y hambre para mañana.

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