La fuerte competencia por producir con la mejor relación calidad-precio está concentrando gran parte de la industria del mundo en unos pocos países. Esta tendencia está creando una división mundial entre países productores y consumidores que a largo plazo puede ser insostenible. Por un lado, los países que están concentrando toda la inversión directa y acaparando la producción industrial, suelen disfrutar de superávits por cuenta corriente y unos niveles de desempleo bajos. Todo lo contrario ocurre con las zonas que sufren el ‘éxodo’ de su industria.
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La excesiva factura de las compañías eléctricas es el factor responsable de la desventaja productiva que tiene España respecto de sus vecinos europeos. Mantener una fábrica iluminada, un negocio o un centro comercial cuesta un 10% más, y esa diferencia la paga el empleado y el cliente.
En España estamos pagando el doble de la media europea en el recibo del consumo eléctrico, este es otro de los motivos por el cual hay empresas que abandonan el país y otras que no invierten aquí por los mismos motivos. En sí la factura eléctrica en España es un abuso total, un expolio al ciudadano.