Y sus errores de cálculo fueron a más. Meter en la UE a países de Europa del Este con una concepción de la vida y del mundo radicalmente diferente al capitalismo multicultural materialista de Europa Occidental fue uno de los mayores. Pensaron comprarles con dinero pero no lo consiguieron y ahora la UE se ha vuelto ingobernable. Metieron a países con culturas diversas, con rentas per cápita diferentes, con economías diferentes y con monedas de muy distinto valor en un único proyecto y se ha visto que ese proyecto no es viable por las diferencias existentes entre los países, aún siendo todos europeos. Han ido demasiado deprisa.

Ahora el barco hace aguas por todas partes. Con el Brexit los británicos se largan, a pesar de que toda la maquinaria globalista de la UE ha hecho lo posible para que se quedaran (con la extraña excepción del magnate Rupert Murdoch) En Austria tuvieron que amañar unas elecciones. De nuevo, toda la maquinaria de la UE se volcó en apoyar al candidato oficialista, pero aún así los austríacos no se tragaron el cuento y votaron al candidato anti-UE del FPO. Ahora se ha descubierto el amaño y habrá nuevas elecciones.

En Francia y en Holanda, partidos con opciones reales de alcanzar el gobierno ya anuncian consultas populares para salirse de la UE. En la República Checa y en Hungría también. En España, los globalistas promovieron el auge del 15-M y de Podemos, una disidencia controlada, una “vacuna” (en palabras del podemita Íñigo Errejón) para impedir una reacción Nacional en España y que terminaría con la creación de un Frente Popular que siguiera el proceso de desmembramiento de España. Pero también les ha salido mal (de momento, ya que en un par de años el plan puede volver a intentarse) Por la derechización de la población española (a pesar de todos las campañas en la prensa globalista por criminalizar esa ideología y al partido que supuestamente la representa, el PP) o quizá también porque el desmoronamiento de la UE les ha obligado a echar el freno en España. Por una cosa o por otra, los globalistas llevan un año en el que todo les sale mal.

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Intentaron colarnos la estampida de “refugiados” para tener más mano de obra barata y para acelerar el plan Kalergi, pero la reacción de los europeos, en especial los del Este, también les ha obligado a echar el freno temporalmente. El TTIP, que llevaban años negociando en secreto con Estados Unidos, también parece que está lejos de alcanzarse, al mismo tiempo que en los propios Estados Unidos, otro candidato fuera de su control, Donald Trump, tiene serias opciones de llegar a la presidencia en noviembre.

Los globalistas están en modo pánico. Toda su UE, toda su ingeniería social anti-europea, todo su marxismo cultural, todo su multiculturalismo, sus antirracistas, sus feministas, su ideología de género, sus abortistas, su plan Kalergi, sus turcos, sus “refugiados”, su islamización, su euro, su poder centralizado, su seguidismo de Estados Unidos, su odio anti-ruso…todo se está viniendo abajo. Los europeos están despertando y el día que eso ocurra los globalistas no tendrán dónde esconderse. Ellos lo saben. Saben muy bien lo que pasó durante el primer tercio del siglo pasado, cuando los europeos reaccionaron también contra el marxismo cultural que ya se les quiso imponer durante los años 20 y contra la crisis económica provocada en el año 1929, que llevó a decenas de millones de europeos a la miseria. Ya queda poco para que este monstruo desaparezca. Al igual que cayó el Imperio Soviético en Europa del Este, el Imperio Masónico del Oeste caerá también. Eso sí, todavía nos tocará sufrir porque los globalistas morirán matando. Pero no tenemos otra opción: hay que destruir la UE para salvar Europa.