Democracia Nacional no se mantiene al margen, como la gran mayoría de partidos políticos, que aprovechan la alarmante situación que atraviesa nuestra patria para sacar tajada.
Por ello, tras el reportaje publicado por la Tribuna de Cartagena hace escasos días donde denunciábamos la mafia en la que se ha convertido el negocio de los manteros, que está llevando a la ruina a cientos de comerciantes cartageneros, Democracia Nacional ha mostrado su apoyo incondicional a la causa con un comunicado:
«Desde Democracia Nacional denunciamos la terrible situación que se sucede día tras día con los manteros, algo que empeora gravemente en la actual estación estival en las zonas costeras. Una circunstancia que perjudica gravemente a los intereses de los comerciantes locales, y por ende los de Cartagena.
Esta situación se recrudece con el tiempo, ya que estas mafias están cada vez más organizadas y no tienen nada que perder. Aun siendo una actividad ilícita, nuestra legislación es tan laxa que a pesar de que se intente frenar es dar en hueso. Todo esto provoca que los verdaderos comerciantes vean como las instituciones, de las cuales no reciben apoyo, centran sus esfuerzos (por omisión) en que estas mafias se hagan más fuertes. Esta indefensión tiene dos escenarios: el primero provocado por la poca acción de los Agentes de la Autoridad, a los cuales no se les dota con medios suficientes para acabar con esta lacra. El segundo es el miedo en los vendedores de la zona, miedo a la violencia de los manteros y miedo a quejarse por el qué dirán, ya que cualquier queja será respondida desde la corrección política con las típicas expresiones que te colocan los grilletes (tales como racista, xenófobo, etc)».
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También en Barcelona. La señora alcaldesa podemita Ada Colau les ha dado el beneplácito a los manteros de instalarse en varios sitios de Barcelona sin que la guardia urbana les pueda decir nada. Si vas al vestíbulo de la estación de metro Cataluña que enlaza con la RENFE, hay 40 manteros vendiendo productos falsificados favoreciendo a las mafias de falsificadores y dañando al comercio legal que paga religiosamente sus impuestos. Encima la alcaldesa dice que son unos pobrecitos.