El Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), una especie de lobby de la gran empresa española, acaba de presentar al gobierno varias propuestas que, según ellos, harían que el paro bajara hasta el 11% en el año 2018.
Las medidas son más de lo mismo: acelerar el retraso de la jubilación a los 67 años, reducir el gasto en funcionarios, reducir municipios, luchar contra la deuda pública y el fraude fiscal y laboral, privatizaciones de activos públicos, etc. En materia laboral, incentivar el aumento del tamaño de las empresas para fomentar el sector exterior y apenas vagas referencias al sistema educativo.
Como decimos, más de lo mismo. Medidas basadas, como siempre, en la falsa creencia de que los causantes de la crisis en España son «el excesivo gasto público» y la «rigidez del mercado laboral». Medidas que, en todo caso, sólo benefician a las grandes empresas, mientras que perjudicarían a las pymes, que son la inmensa mayoría del tejido empresarial español.
No deja de ser curioso que la CEC hable de «luchar contra el fraude fiscal», cuando son precisamente las grandes rentas y las grandes empresas las que más defraudan a Hacienda. Se calcula que dicho fraude supera los 40.000 millones de euros al año. Además, es indignante que la gran empresa haga estas propuestas, siempre con la intención subliminal de culpar a la mayoría de la población española de la crisis, lanzando mensajes como «las pensiones no se pueden sostener», «los sueldos son demasiado altos», etc y que por eso estamos en crisis.
La realidad es la contraria. Han sido estas grandes empresas, compinchadas con el poder político y el poder financiero, las que han provocado la crisis. Ellos destruyeron nuestra economía productiva, ellos hicieron todo tipo de reformas fiscales para que las grandes empresas y rentas apenas pagaran impuestos, ellos crearon la burbuja inmobiliaria (auténtica causa del paro y de la deuda pública actual) y ellos presionaron para convertir en deuda pública parte de la deuda privada que ellos mismos generaron durante la burbuja.
Pero no les oímos pedir cambios en el modelo productivo español. Todo lo contrario, quieren más de lo mismo. Mano de obra barata y de poca cualificación. Para eso dictaron la reforma laboral que, aparentemente, ha creado empleo. Pero la realidad es que el número de horas trabajadas ha bajado radicalmente, por lo que es cierto que se crea empleo, pero parcial, precario y mal pagado.
Fueron ellos los que trajeron más de siete millones de inmigrantes de baja cualificación para inflar la burbuja, pero ahora, cuando la comunidad inmigrante sufre niveles de paro masivo, cuando es una lacra porque gasta más de lo que ingresa y cuando es una carga que impide el necesario cambio de modelo productivo, la patronal no pide que vuelvan a sus países. Ya sabe la gran patronal que esta mano de obra es necesaria para mantener los salarios a la baja y la precariedad al alza. No piden reducir la invasión de productos chinos. Piden eliminar municipios pero no la auténtica sangría (económica y política), las autonomías. Hablan de «mejorar la financiación» pero no le piden al demente de Rajoy que deje de endeudarnos para los próximos siglos, ni piden que el Banco Central Europeo se comporte como un auténtico Banco Central en vez de comportarse como el lobby de la banca que es hoy, ni siquiera se plantean recuperar la soberanía monetaria para poder financiar nuestra economía sin deuda. Hablan del «sistema educativo» pero sin concretar nada, en vez de pedir que empiecen a cerrarse facultades inútiles (como la Complutense de Madrid) y que se empiecen a abrir Universidades Laborales para formar a auténticos obreros cualificados que relancen nuestra agricultura y nuestra industria.
En resumen, los grandes empresarios siguen sin enterarse de nada (o se enteran demasiado, según se mire) La mayoría dirigen constructoras que se han lucrado al amparo del poder o directamente empresas que eran públicas y fueron privatizadas. NI siquiera se enteran de que muchas de las medidas que piden, al final serán negativas para ellos mismos: hundir la capacidad de demanda de la mayoría de los ciudadanos, importar inmigrantes en masa, no facilitar la maternidad de sus trabajadoras, como proponía Mónica Oriol hace unas semanas, y cuya consecuencia será que los propios empresarios se quedarán sin trabajadores ni consumidores a medio plazo…
Con esta clase empresarial, política y financiera, claros exponentes del Régimen-78, la situación actual de España no tiene remedio y sólo puede empeorar.
No servirán para nada. Lo mismo que la última reforma laboral.