Juana, de 70 años, se encuentra en casa de su amiga y vecina Nieves, en Jerez de la Frontera. Lleva cinco meses sin poder entrar en la suya propia. Se la ha usurpado, según denuncia ante la Policía Nacional, el mismo hombre al que acogió para que tuviera un techo hace dos años.

Había conocido a Mohamed en un comedor social. Le ofreció una habitación, para que no estuviera en la calle, y para sentirse también más segura, ya que vivía sola, según reconoce. «Me pareció buena gente. No pensé que se iba a portar de esta manera», cuenta.

Pero, pronto, explica, «empezó a pedirme dinero, para Internet… y yo no tenía. Bueno, tenía algunos ahorros que me fue sacando, poco a poco», cuenta.

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