La cadena de cafeterías Starbucks ha acaparado en los últimos días una buena dosis de atención mediática, algo poco frecuente en una empresa dedicada a la hostelería. Todo ha dado comienzo cuando el judío norteamericano Howard Schultz, director de la compañía, anunció que planeaba contratar a 10.000 refugiados en todo el mundo como respuesta a las medidas adoptadas por Donald Trump.
Mucho se ha hablado tras los resultados electorales en Reino Unido acerca del divorcio que se ha producido entre la opinión pública y la opinión publicada, una idea que se vio reforzada con los resultados del referéndum sobre las FARC en Colombia y que terminó siendo asumida como una realidad difícilmente cuestionable con la elección de Donald Trump como presidente de los EEUU. Un divorcio éste de la opinión pública y la opinión publicada que no está resultando una separación amistosa precisamente: una de la partes, la opinión publicada, no parece dispuesta a aceptar con caballerosidad y elegancia dicha ruptura a pesar de haberse producido por sus constantes mentiras e infidelidades.
Las élites políticas, económicas y culturales se han retroalimentado durante décadas y con su infinita capacidad mediática asumieron como una realidad incuestionable que el resto de los mortales quedábamos reducidos al estado de rebaño al que ellos alegre y generosamente pastoreaban. Descubrir que esto no seguirá siendo necesariamente así les está resultando tremendamente difícil de digerir.
La superioridad moral en la que ellos mismos se habían situado les ha empujado a tener una visión tan distorsionada de la realidad que les resulta imposible entender que una mayoría creciente de ciudadanos en todo Occidente se niegan a desaparecer como pueblo y como civilización. Seamos sinceros, el odio que destila la prensa occidental no es realmente contra Trump pues el señor Trump ha existido en la vida pública estadounidense durante décadas y nunca despertó este furor adverso; la ira de los medios de comunicación es contra los votantes de Trump, contra los votantes del Brexit, contra los votantes de Le Pen, contra los votantes de Víctor Orban y contra los suizos que votan para prohibir los minaretes de las mezquitas… El enfado de los medios de comunicación de masas, de la clase política y de las oligarquías económicas realmente es contra los ciudadanos que hemos decidido no hacerles caso.
¡Cómo nos hemos atrevido a tanto!
¿Cómo hemos podido los ciudadanos occidentales negarnos a caminar en dirección al abismo multicultural que nos pedían que nos arrojásemos para desaparecer de la Historia?
De los cuatro grandes poderes que a día de hoy aun intentan suicidarnos (la clase política, los periodistas, los famosos de la industria del ocio y las corporaciones multinacionales) hemos visto la respuesta pública de tres ellos, así como sus intentos desesperados por hacernos regresar al redil. El cuarto poder en liza, las corporaciones económicas trasnacionales, comienza ahora a mover sus fichas. Las medidas anunciadas por Howard Schultz, director de Starbucks, lejos de ser una anécdota sin importancia constituye toda una maniobra de tanteo por parte de las oligarquías económicas, es en lenguaje bélico, uno de esos incidentes fronterizos que se realizan antes de un conflicto abierto para medir la capacidad de respuesta del enemigo y su determinación de defenderse.
Howard Schultz ha decidido mearse en nuestras botas y lo ha hecho con una abierta provocación. No solo respalda las políticas migratorias que intentan imponernos sino que además está dispuesto a ofrecer a los inmigrantes (ahora llamados refugiados) los puestos de trabajo que no tienen nuestros hijos. No, Howard Schultz no es un loco ni un lobo solitario, él es el encargado de tantear la situación. Urge averiguar si los ciudadanos, además de haber aprendido a votar con conciencia y contra su erradicación como pueblo, han aprendido que como consumidores acumulan casi tanto poder que como votantes.
Y es en ese contexto en el que debemos entender lo ocurrido y tenemos que esforzarnos en mandar un mensaje muy claro: no financiaremos a empresas que maniobran para conseguir nuestra destrucción. Es el momento de ver a Starbucks rectificar y decir que nuestros hijos no serán discriminados a la hora de optar a uno de esos diez mil puestos de trabajo. Es la hora de decir al mundo empresarial que la impunidad para aquellos que han hecho de nuestra destrucción su negocio llega a su fin. Es hora de que aprendamos que un consumo coherente y responsable con nuestras creencias políticas puede ayudar a cambiar el mundo.
Es hora de que el colaboracionismo no resulte rentable.
Nunca más.
Yo ya tengo en mi lista negra, otra nueva compañía multinacional de la que no van a recibir ni un céntimo de mi bolsillo ni aunque fuese el ultimo lugar que existe en la faz de la tierra.
A LOS TRAIDORES NI AGUA!!!
Qué pena que este artículo no salga en un periódico de tirada nacional. Da gusto ver como todavía existe gente que sabe informar.
Tampoco les compraba antes, la rara vez que me da por malgastar mi dinero en algo que puedo hacer más barato en casa lo hago en un negocio local, no multinacionales. Aparte de Madrid y Barcelona me imagino que tampoco son muy habituales aquí en España, ¿puede que uno o dos en las ciudades?
La territorialidad no es un invento del hombre blanco, cristiano y occidental señores y se lo voy a demostrar.
9 febrero 2006
Miembros de la tribu más aislada del mundo, los sentineleses de las Islas Andamán, mataron el pasado 26 de enero a dos pescadores que se habían acercado ilegalmente a su isla. Los sentineleses, que fueron fotografiados tras el tsunami de diciembre de 2004 disparando una flecha a un helicóptero que sobrevolaba su isla, se han resistido al contacto con el mundo exterior durante unos 60.000 años. Se ven amenazados por pescadores furtivos que pescan y bucean capturando langostas ilegalmente alrededor de su isla.
El director de Survival Stephen Corry ha declarado: «El contacto con el mundo exterior podría exterminar muy rápidamente a esta tribu única y vulnerable. La administración local debe asegurar que se deje en paz a los sentineleses mientras éste sea su deseo: y lo que ocurrió el mes pasado demuestra muy claramente que lo es. Estas trágicas muertes podrían haberse evitado si las autoridades hubieran implementado la ley».
Los sentineleses mataron a dos hombres, Sunder Raj, de 48 años, y Pandit Tiwari, de 52, después de que éstos hubieran pasado la noche en su barco cerca de la isla Sentinel del Norte. Es ilegal acercarse a menos de 5 kilómetros de la isla, normativa que tiene por objetivo proteger a los sentineleses de la explotación, violencia y enfermedades para las que no tienen inmunidad. Pero cada vez más gente de las islas vecinas visita la isla para bucear cerca de la orilla y capturar langostas y para cazar jabalíes en la selva, robando así el sustento de la tribu.
Se cree que los sentineleses suman entre 50 y 200 miembros. A finales de los 80 y comienzos de los 90 sufrieron muchas bajas a manos de personas dedicadas a recuperar restos de naufragios; éstas visitaban la isla armadas con pistolas para llevarse metal y otras mercancías naufragadas.
El pueblo jarawa, relacionado con el sentinelés, dejó de resistirse al contacto en 1998. Ahora sufren el asedio de intrusos en su tierra que roban los animales que cazan, introducen alcohol y explotan sexualmente a las mujeres jarawa.
Samir Acharya de la organización local ecologista SANE declaraba hace unos días: «La guardia costera y la policía nacional de la India deben ser alabadas en este caso por su resistencia a la presión local a la hora de recuperar los cuerpos de los hombres, evitando así mayor contacto con los sentineleses».
Pues bien, como dice este «señor» quien quiera que sea, porque no le conozco, Samir Acharya de la organización local ecologista SANE, la mejor manera de evitar conflictos es que todo el que no sea occidental y cristiano, evite el contacto con occidentales y cristianos y como dice Stephen Corry, que nos dejen en páz, siempre que esta sea nuestra voluntad, que lo es.
Tmbién sería interesante que alguien nos explicase, si los musulmanes que han condenado a una mujer a quedarse ciega en Irán, son «moderados» o radicales.
Un saludo.
http://www.survival.es/noticias/1376