En el verano de 2016, tres hermanos, de 20, 21 y 25 años, fueron acusados ​​de la violación de dos chicas de 13 años en Haugesund. Los hermanos son todos ciudadanos sirios y llegaron a Noruega como refugiados. El joven de 25 años también está casado en Siria y tiene tres hijos menores de cuatro años, según el periódico regional Hnytt.

La violación tuvo lugar en un apartamento en Haugesund el verano pasado, después de que los hombres entraron en contacto con las niñas a través de las redes sociales.

Los tres hombres han sido sentenciados por el Tribunal del Distrito de Haugaland a la ridícula pena de cuatro años y tres meses de prisión por violación de menores de 14 años.

Además, los tres hermanos fueron condenados a pagar una indemnización de 100.000 coronas noruegas, lo que equivaldría a unos 11.000 euros, a cada una de las niñas niña, indemnización que acabará pagando el estado. La razón de esta indemnización es que la corte ve un riesgo significativo que puedan sufrir Trastorno de Estrés Postraumático debido al abuso, ya que las niñas, según el veredicto, estuvieron expuestas a tres intercambios sexuales seguidos. El juez piensa que con 11.000 euros podrán recuperar su vida, una vida que el buenismo de los europeos les ha arrebatado.

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