En estas semanas de actividad política protagonizadas por los pactos en los distintos ayuntamientos y comunidades se percibe ya como serán los próximos años en el devenir político, económico y social de nuestra nación. Básicamente y muy esquemáticamente se estructurará así:

 Un bloque de izquierdas mayoritario dominado por Podemos-PSOE en el gobierno de la nación, quizá sin mayoría absoluta pero gobernando con el apoyo de separatistas vascos y catalanes, no necesariamente CiU y PNV. A este respecto podemos comprobar cómo el señor Pedro Sánchez ha sido llamado a consultas por el Club de Bildelberg para ordenarle la hoja de ruta que seguirá el proceso, junto con el inefable Juan Luis Cebrián, presidente de PRISA.

Un oposición formada por un PP minoritario, que ejercerá de débil altavoz de la derecha sociológica española.

 Un partido bisagra que ejercitará la oposición en temas económicos y de unidad nacional pero que apoyará temas sociales del futuro gobierno de izquierdas representado por Ciudadanos.

 Unos partidos nacionalistas/separatistas -aquí sí con CiU y PNV- que veran satisfechas todas sus reivindicaciones por el bloque de izquierdas dominante.

Los objetivos a conseguir a medio plazo:

La separación del estado con alguna forma jurídica nueva inventada de Cataluña y el País Vasco, que a más largo plazo se traducirá en la declaración de independencia.

La anexión paulatina a estas dos nuevas entidades políticas de Baleares/norte de la comunidad valenciana por una parte y Navarra por la otra. En fases posteriores y tras la independencia el sur de la comunidad valenciana y parte de Aragón.

El cordón sanitario hacia el PP y la eliminación del derecho de representación política de la derecha sociológica -que en el imaginario de izquierdas no tiene derecho a gobernar ni a tener voz- mediante el amedrentamiento, la propaganda masiva y el poder coercitivo del Estado con el poder judicial a su servicio.

Estos son los objetivos políticos, los objetivos de transformación de la sociedad seguirán avanzando como hasta ahora con los sucesivos gobiernos del PP-PSOE: más inmigración, más persecución a la religión católica mayoritaria del pueblo español, más islamización, más feminismo, más persecución de nuestras tradiciones y en definitiva la persecución desde el poder del Estado de todo aquello que represente a la odiada España.

En el orden económico seguiremos gobernados por el dictado de la UE/FMI/BCE, los grandes oligopolios que controlan los servicos básico seguirán intactos y el poder económico-financiero en manos de las empresas del IBEX 35. Por el otro lado veremos la desaparición de la clase media acosada por los impuestos y los bajos salarios, veremos el control y la limitación del gasto de nuestro dinero -corralito incluido, ya se probó en Chipre y no pasó nada- y veremos la depauperización de la sociedad con sus políticas, que achacarán a Franco o al capitalismo, según les venga en gana.

En el plano internacional se permitirá la ampliación ganando terreno al mar -nuestras aguas jurisdiccionales- de la colonia de Gibraltar, a la que seguiremos prestando todos los servicios básicos, se acelerará la marroquinización de Ceuta y Melilla para su posterior entrega, se seguirá una política entreguista frente a Marruecos en la anexión del Sáhara -pese a los alardes prosaharauis de los componentes de Podemos-, se seguirá dentro de la OTAN manteniendo las bases y colonias americanas en territorio español y se acatará protestando con la boca pequeña el tratado de libre comercio USA/UE y de cuyas votaciones preliminares se ha ausentado el eurodiputado Pablo Iglesias -que se “opone” al mismo- para irse a la radio.

Esquemáticamente como digo, y en mi opinión, estos son los ejes sobre los que girará la política española en los próximos cuatro a ocho años. Y estos son los retos que debemos afrontar las fuerzas nacionales si no queremos ver como todo se cumple.

El terreno de juego en el que nos toca desarrollar nuestra labor política, con los árbitros comprados y con nuestra portería tres veces más grande que la del contrario se antoja misión imposible, pero no debemos darnos por vencidos poque todavía hay terreno en el que jugar. La intención del bloque de poder que ahora se conforma pretende dejar fuera de juego a la mitad o más de la población española. La abstención es del 40% habitualmente, y sumado a otro 10-20% de ex-votantes del PP que puede que haya perdido definitivamente, y que seguro que perderá cuando comprueben la futura oposición que hace- supone la mayoría de nuestros compatriotas. Para este bloque todo aquel que quiera practicar su religión católica en libertad, que quiera que sus hijos estudien en castellano, que quiera seguir practicando sus tradiciones, que prefiera ayudar a sus compatriotas antes que al extranjero, que quiera organizar su vida y su familia en libertad, es un fascista, lo que yo prefiero llamar derecha sociológica.

Es a este sector mayoritario de la sociedad al que nosotros aspiramos a representar y dar voz. Es dentro de este sector de la sociedad donde están los afectados por los deshaucios, por la estafa de las preferentes, por los recortes sanitarios -provocados tanto por la mala gestión de los políticos como por la afuencia de inmigrantes y turistas sanitarios gratis total-, por la deficiente educación pública -causada por la irrupción en las aulas de ideologías izquierdistas y falsamente igualitarias-, por la inseguridad jurídica, por la corrupción que pagamos todos… En definitiva, la mayoría de las personas que sufrimos todas estas lacras ni somos comunistas, ni separatistas ni odiamos a España, y en un futuro se verá que los que han hecho banderín de enganche de los problemas reales de los ciudadanos para obtener el poder, no van a solucionar los problemas si no que van a agravarlos.

Nuestra misión ahora es denunciar sus políticas y no permitir que la única propaganda que se escuche sea la suya ni que se hagan con el control de las calles. La ley de seguridad ciudadana promulgada por el PP les va a venir muy bien para perseguir a los patriotas, verán como no la derogan -modificarán algún punto pero en esencia se quedará como está-, así como la ley del odio y otras nuevas leyes mordaza que se sacarán de la manga. Las herramientas con las que contamos son como una piedra con una honda frente al guerrero bien armado. No tenemos acceso a los medios de comunicación mayoritarios, y los minoritarios están apostando por otros partidos con magros resultados, los intelectuales que denuncian la situación de nuestra patria en los mismos términos que nosotros lo hacemos se ponen de perfil cuando las hordas “demócratas” les comparan con nosotros, y la ciudadanía que piensa como nosotros y que líbremente se expresa en su entorno de confianza, calla cuando le dan la opción de opinar en algún medio. El miedo se ha instalado hace décadas y se acrecentará en el futuro.

Por nuestra parte, seguiremos trabajando en las redes sociales, dando conferencias, organizando manifestaciones, haciendo escraches a los escracheadores, distribuyendo nuestra propaganda… Seremos perseguidos, multados y encarcelados, pero todo esto nos servirá para clarificar cuáles de los distintos grupos patriotas están dando la verdadera batalla y dispuestos a sacrificarse por el bien de su patria, lo que a la larga nos dará la victoria aunque sea con nuevas caras.

Nuestra patria ahora es como esa casa en la que te toca un hijo drogadicto, que primero roba las joyas a la madre y esta calla por la paz en el hogar, luego roba las cosas de los hermanos y estos callan aconsejados por la madre, hasta que roba el televisor, los enseres y saquea la casa, que es cuando se entera el padre. Y entonces hay dos clases de padre: el pusilánime, que grita, jura y perjura pero al final no hace nada de provecho, y aquel que le da dos guantazos, le echa de casa sin importarle lo que sea de él y vuelve a tomar las riendas de su hogar y traer la paz a él. Pongan ustedes siglas a los actores de este drama.

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I ¿Qué está pasando?

II ¿Qué está pasando?