Últimamente se está hablando mucho sobre Pegida para referirse a las protestas contra la islamización que están teniendo lugar en toda Alemania. La última se celebró ayer en Dresde, la capital de Sajonia. Según la policía, más de 18.000 manifestantes recorrieron las calles, es decir, 500 más que a finales de diciembre, a pesar de que aquella vez hacía menos frío y había menos nieve. Según la prensa, los lemas que más se corearon señalaron a EEUU como los culpables de las políticas que exigen inmigración en Europa y pidieron la dimisión de Merkel, indignados por su mensaje de fin de año, en el que afirmaba que, quien protesta contra la inmigración, no es un buen ciudadano y, por tanto, no es parte del pueblo. Además, los manifestantes de Pegida acusaron a los medios de comunicación de manipular y mentir.
Según las mismas fuentes, hubo tan solo unos centenares de contramanifestantes, entre los que estaban Petra Köpping (Ministra de Integración de Sajonia; SPD) y Christian Behr (Obispo de la iglesia Kreuzkirche). También ellos estuvieron en los discursos y lemas de los manifestantes de Pegida. Democracia Nacional felicita a las decenas de miles de alemanes que, en una misma manifestación, se atrevieron a señalar a políticos del SPD y CDU, así como a EEUU, lo que demuestra su valentía.
Y no es de extrañar, pues gente de esta calaña es la que amordaza a los europeos para que no protestemos contra la inmigración que sufrimos. En el caso de Alemania y Pegida, cuando los ciudadanos salen a la calle para participar en estas manifestaciones contra la islamización, las iglesias apagan las luces. ¡Como si la inmigración fuera política de estado! (Es retórico, porque cada vez más ciudadamos sabemos que, efectivamente, lo es).
En el caso de España, lo hemos visto otra vez recientemente: la Guardia Civil y la Policía prácticamente no han mencionado que el asesino que arrojó a su compañero a las vías del metro era un africano con más de una decena de antecedentes.
Estimados Sres:
Muy bueno el artículo, pero la foto no corresponde a Dresde, sino a Colonia, donde, efectivamente, los antialemanes la han dejado a oscuras.
Daniel
Corregido, gracias.